¿Te pasó alguna vez que, en medio de la euforia trazaste un plan lleno de optimismo, como si esa energía -que en ese momento parece inagotable- te acompañaría por el resto de tu vida?

Pero… que llegado el momento de ponerse manos a la obra, las ganas se esfuman, la procrastinación llega y con ella esa insoportable sensación de culpa.

Esto suele pasar en diferentes ámbitos: Por ejemplo con las ganas de empezar el gimnasio, levantarse temprano, aprender algo nuevo, emprender, ¡escribir un blog! En síntesis todo aquello que nos genera una gran satisfacción pero luego de un esfuerzo.

Es ley: Cuanto mayor la satisfacción, mayor el esfuerzo.

¿Cómo llega la inspiración?

Todo empieza con la motivación para lograr algo. Ese sentimiento indescriptible que te mueve por dentro, que te genera una alegría anticipada, pero que implica un largo recorrido.

La motivación/inspiración es una sensación hermosa, y sirve muchísimo para lograr los objetivos, pero lastimosamente es limitada.

Por eso, la motivación no puede ser lo único que te mueva, es un recurso limitado, que viene y va, y si bien es importante que encuentres siempre la manera de mantenerte motivada, es algo difícil de controlar.

Redactando en el balcón 🙂

La clave: La disciplina

Lo que sí podemos controlar son nuestras acciones y eso se logra con DISCIPLINA.

Como dice Sascha Fitness: La disciplina es hacer eso que tienes que hacer y lo haces, incluso cuando no tienes ganas de hacerlo.

Este post que estoy escribiendo ahora es un ejemplo ideal. Lo empecé a escribir con cero inspiración, pero lo hice.

A mí me encanta escribir, pero así como debe pasarle a mucha gente, con sus hobbies, cuesta «encontrar tiempo» para hacerlo.

Pero en realidad, creo que más que tiempo a veces lo que falta es la inspiración para hacerlo.

Siguiendo con mi ejemplo de escribir en el blog. A veces me pasa que me viene una gran idea para escribir. Pienso y es como que ya redacto completa en mi mente, hasta me viene el título más genial. Se alinean los astros y entonces además de la inspiración, la idea, la motivación, tengo el tiempo y las ganas de hacerlo. Me siento en la compu y redacto una maravilla. Sale en pocos minutos y voilà.

¡Qué gusto cuando pasa eso! Es hermoso. Y me digo: Así quiero que sea siempre.

Pero no siempre es así.

A veces tengo pocas y pésimas ideas. Me cuesta más, pero si le aplico ganas, sí o sí logro algo. Entonces, al final esa sensación de logro alcanzado da una gran satisfacción.

A veces lograr un objetivo, luego de iniciarlo con cero inspiración, puede ser mucho más satisfactorio que cuando lo iniciaste con una motivación alta.

Entonces, ¿Cómo lograrlo?

Fijate un horario de inicio y fin para realizar la tarea. OJO: Fijar el horario de finalización es tan importante como el del inicio.

Porque por más que el objetivo sea algo que te inspire, la tarea en sí puede generarte cierta resistencia. Ahí es donde juega el tema de la zona de confort.

Es muy difícil salir de la zona de confort, pero si te decís a vos mismo: Me salgo de esta zona de confort tan solo por una hora, vas a sentirte con más seguridad.

Por ejemplo yo ahora con este escrito. Hoy es domingo por la noche, me dije: Voy a escribir por una hora. Si sale algo OK, si no OK también, y sigo mañana.

Después, lo que sucede es que te ponés manos a la obra, entras en calor, llega la inspiración, te mueve la motivación y todo parece magia, pero en realidad lo que sucede es que tu talento se pone a trabajar. Y se pone a trabajar porque vos le dijiste. Le fijaste un horario de inicio y fin (con el cual se sintió seguro) y lo logró.

Eso que te mueve, esas ganas de crear, de hacer, de lograr, es tu talento que quiere salir. Es lo que tenés para aportar al mundo. Es lo que te sale «fácil», pero no porque te salga «fácil» quiere decir que siempre sea así, y no sea frustrante muchas veces.

Pero lo que sí es: SATISFACTORIO.

Así como me siento yo ahora, luego de terminar de escribir este post, que lo inicié con cero motivación y ahora lo termino con muchísima satisfacción.

Gracias por leerme. Te reto entonces a vos, que te pongas una hora por día para trabajar mientras esperas que te llegue la inspiración.

Por qué no debes esperar a que llegue la inspiración (y cómo lograrlo)