¿Te acordás cómo era pintar, cuando eras chica? Te abstraías del mundo, sólo eras vos y vos. Y además, estabas creando algo hermoso. ¿Te acordás cuando sólo bastaba la afirmación de papá o mamá para creer que sí podías lograrlo? El tiempo pasó, y cada vez hubo menos espacio para abstraerse y crear. Aparecieron tareas “más importantes” que pintar, y las afirmaciones de tus padres no fueron suficientes. “Madurez” le dicen. Pensando en esto, te preparé estas golosinas para el alma.