Cuántas veces compartimos hermosas ilustraciones o hasta memes muy simpáticos, sobre cómo las mujeres nos parecemos en el día a día a la Mujer Maravilla. Nuestra capacidad multitareas y fortaleza en los momentos más complicados nos empatizan con la superheronína. Pero hay algo más que este personaje épico nos puede enseñar: La postura de poder.

Siempre que hablamos sobre lenguaje corporal, nos centramos en el otro. Hablamos de lo influyente que es éste para comunicar a los demás, algo que queramos transmitir sobre nosotros mismos.

El clásico ejemplo de la entrevista de trabajo, o de una cita amorosa, donde queremos vernos inteligentes, seguros de nosotros mismos o sensuales, también se centra en un tercero.

Pero, ¿alguna vez te imaginaste que tu propio yo también puede recibir mensajes a través de tu lenguaje corporal?

Amy Cuddy es una norteamericana experta (y apasionada) en esta ciencia, autora de una de mis TEDTalks favoritas: “El lenguaje corporal moldea nuestra identidad”.

En su presentación Amy muestra cómo las «posturas de poder» —mostrar una actitud de seguridad, aún sintiéndose inseguro— pueden alterar los niveles cerebrales de testosterona y cortisol, e incluso mejorar nuestras probabilidades de éxito.

La experta toma como ejemplo, nada más y nada menos a la clásica pose de la Mujer Maravilla para enseñar la postura definitiva de poder: Piernas ligeramente abiertas y rígidas, brazos en puño a la cintura y una mirada repleta de confianza.

pose de poder - frugalisima

Amy asegura que, adoptando esta postura por unos minutos, estaremos enviando a nuestro cerebro la señal de que tenemos el poder. Nos invita a adoptarla conscientemente siempre que debamos enfrentar algo y no nos sintamos del todo confiados. Encerrada en tu habitación, antes de hablar sobre un tema importante con tu hijo. A solas en tu oficina, antes de presentar un proyecto importante. O, por qué no, si no te queda otra, frente a todo el mundo, en cualquier situación que lo requiera.

Por mi parte, te confieso que desde hace un tiempo no espero a tener situaciones en las que necesite adoptar la postura de poder. Lo hago muy seguido, la tomo ya como un hábito más, así como el de escribir mis propósitos, visualizar el éxito y agradecer antes de que suceda.

Así que hoy, más que nunca, paráte como Lynda Carter por unos minutos y avisále a tu cerebro que el poder está en vos. ¡Feliz día, mujer maravillosa!

¡Avisále a tu cerebro que tenés el poder, mujer maravillosa!